Los 47 Ronin – Kenji Mizoguchi, 1941

Los 47 Ronin (V.O. Genroku Chûshingura)

Japón, 1941

Director: Kenji Mizoguchi

Guión:
Kenichiro Hara, Seika Mayama, Yoshikata Yoda

Intérpretes:

Chôjûrô Kawarasaki, (Kuranosuke Ooishi), Kan’emon Nakamura (Sukeimon Tomimori), Kunitarô Kawarazaki (Jurôzaemon Isogai), Yoshizaburo Arashi (Takuminokami Asano), Chôemon Bandô (Sôemon Hara)

Argumento

Japón, era Tokugawa, principios del siglo XVIII. En los corredores del palacio del shogun, se produce un altercado en el que es herido el alto funcionario Kira por parte de un daimyo, el señor feudal Asano. Éste, cansado de los ultrajes del primero, decidió atentar contra Kira, pero falló en su propósito homicida. Una vez detenido, dice que no tiene nada contra el shogun, y que se arrepiente… de no haber matado a Kira. Por orden expresa del shogun, Asano es condenado a hacerse el seppuku; y los 47 samurais que estaban a su servicio, encabezados por el chambelán Oishi, pasan a ser ronin, samurais sin señor. El clan Asano es disuelto. Los samurais “desempleados”, movidos por una lealtad hacia su señor que va más allá de la muerte, deciden vengarse de Kira, y después de muchos preparativos le cortan la cabeza, tras lo cual se entregan a las autoridades. Éstas les conceden el honor de morir por seppuku en lugar de ser ejecutados como vulgares criminales. Finalmente, uno tras otro comete el hara-kiri, hasta llegar el turno del lider de los ronin, Oishi.

Comentario

Éste colosal largometraje de casi 4 horas de duración fue estrenado en los cines japoneses en dos fases: La primera entrega en diciembre de 1941, y la segunda en 1942. Concretamente, la primera parte apareció el 11 de diciembre, sólo cuatro días después del incidente de Pearl Harbour.

La historia está basada en hechos reales, y narra una épica caballeresca muy arraigada en el Japón, donde ha adquirido tintes de leyenda, una épica muy impregnada por el Bushido, o código de honor samurai; que hace hincapié en las viriles cualidades del valor, la lealtad y el sacrificio.

Si bien el tema es fascinante, ésta película flojea lamentablemente debido a que, con toda probabilidad, no ha envejecido bien. En primer lugar es extremadamente larga, de un ritmo muy lento, y además influye negativamente el hecho de que tuve la mala suerte de verla con unos subtítulos que no estaban bien sincronizados (ese es el caso, sobre todo, en la primera parte).

Otras películas posteriores, como las de Sergio Leone, también pueden ser consideradas “largas y lentas”, pero sin embargo en éstas sí se mantiene la tensión dramática en todo momento, en parte gracias a la excelsa banda sonora de Morricone.

Más tarde se harían otras adaptaciones de la historia de los 47 Ronin, la más reciente, de 2013, por parte de EEUU y con el “gaijin” Keanu Reeves como protagonista, interpretando a un mestizo japo-británico… Sin haber visto esa película, no es difícil adivinar que poca será la fidelidad hollywoodiense hacia la historia japonesa original (y hacia el carácterístico estilo nipón).

Respecto a la Genroku de los años cuarenta, añadir que la segunda parte (estrenada en 1942) mejora respecto a la primera (1941), debido a que se incluyen escenas de la cultura japonesa como el teatro kabuki (aún en vida de los 47 ronin, éstos alcanzaron una vasta popularidad debido a que se hicieron obras teatrales sobre ellos), música tradicional (que contrasta con la banda sonora de la película propiamente dicha, muy “occidentalizada” y que no difiere demasiado respecto a las que por la misma época se empleaba para las producciones americanas), y en la trama se hace patente el dramatismo final del ritual suicidio al que los valientes samurais sin dueño se ven abocados. Gracias especialmente a la segunda parte, los que visionan el film pueden hacerse una idea acerca de cómo era la vida cotidiana en la corte del Japón feudal de la era Tokugawa, su mentalidad y sus costumbres.

“Los 47 Ronin” de Mizoguchi será interesante para cinéfilos y japanófilos, pero aburrirá y resultará cansina al vasto público, a aquellos que sólo ven cine “para entretenerse”.

Un comentario

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