Seis mujeres para el asesino – Mario Bava, 1964

Seis mujeres para el asesino (V.O. Sei donne per l´assassino)

Italia/Francia/Mónaco, 1964

Director: Mario Bava

Guión: Marcello Fondato, Giuseppe Barilla, Mario Bava, Mary Arden (versión inglesa/adaptación)

Intérpretes: Cameron Mitchell (Massimo Morlacchi), Eva Bartok (Condesa Cristiana Cuomo), Thomas Reiner (Inspector Silvestri), Arianna Gorini (Nicole), Luciano Pigozzi (Cesare), Lea Lander (Greta)

Música: Carlo Rustichelli

Argumento

La condesa Christiane es diseñadora de moda y propietaria de una sastrería en su villa. Allí trabajan varias costureras y modelos, además de otros empleados. Una noche de tormenta, dos de esos empleados, un hombre y una mujer, tienen una conversación sospechosa, en la que un asunto de drogas parece tener algo que ver. Esa noche está se está preparando un desfile. Isabella, que trabaja para la condesa, se dirige a la villa. Llega con retraso. De camino hacia allí, en el jardín, es asesinada por un individuo con la cara completamente oculta. Poco después su cadáver aparece en uno de los armarios de la villa.

El inspector Silvestri inicia la investigación del caso. Él ya conocía a la condesa, pues se ocupó anteriormente del asunto de la muerte de su esposo. Al parecer, el conde murió en un accidente. Silvestri acude a ver a Franco, el amante de la difunta, quien regenta una tienda de antigüedades. El inspector encontró cocaína en casa de la muerta. Sospecha que Franco tiene algo que ver con el consumo de esa droga.

Poco después se celebra un desfile en la villa. La condesa pide a otra de las chicas que se ponga el vestido que debería haber lucido la desafortunada Isabella. Las otras modelos se niegan, pues temen que ello les traiga mala suerte. Sólo Nicole accede. Y al buscar uno de los complementos que la finada iba a llevar con ese vestido, encuentra por casualidad el diario de Isabella. Por las caras que ponen todos los presentes, parece obvio que todos tienen mucho que ocultar, y que temen lo que la asesinada pudo escribir allí.

Nicole se queda con el diario, supuestamente para entregarlo a la policía. Pero de inmediato llama a Franco, para informarle de su hallazgo…

Pronto se produce una nueva víctima. Las chicas de la sastrería van siendo asesinadas por el misterioso individuo de la máscara. El inspector decide mantener retenidos a los hombres que trabajan con la condesa en su villa. Pero también en ese periodo se produce un asesinato, por lo cual los cinco detenidos tienen “una coartada de hierro”.

Todo parece indicar que anda suelto un maníaco sexual, un psicópata. ¿O habrá, tal vez, motivos más “pragmáticos” para las violentas muertes de las esas bellas jóvenes?

Comentario

Muy elegante y estéticamente magnífico este giallo sesentero de Mario Bava. Las influencias de Hitchcock son palpables. Pero la violencia gráfica es mayor, y la brutalidad de los asesinatos más explícita. Ello sentaría las bases estilísticas del thriller a la italiana o giallo, que combina suspense detectivesco, macabros crímenes mostrados sin tapujos y en ocasiones toques de erotismo.

En la mayoría de los gialli la identidad del asesino y su motivación no salen a la luz hasta el final. En esta ocasión, sin embargo, descubrimos ya poco después de la mitad de la película quien está detrás de los crímenes y por qué. Pero ello no resta interés ni intriga a la propuesta. Pues la historia sigue, alcanzando un clímax convincente con creces.

El asesino al que alude el título del largometraje responde al esteretipo del giallo: Gabardina, sombrero, guantes de cuero negros y la cara oculta (en esta particular ocasión por una especie de vendaje blanco, lo que le da un aspecto de momia vestida.

Digno de ser destacado es el uso que Mario Bava hace de la iluminación. La fotografía y el manejo de la cámara son excelentes. También la ambientación. Las aristocráticas villas y mansiones en las que se desenvuelve la historia, repletas de antigüedades y lujosos ornamentos, recuerdan a la atmósfera de corte gótico que con tanta maestría Bava construyó para sus películas de terror. Ese particular manejo de la iluminación y el colorido de la imagen lo emplearía más adelante Dario Argento en sus películas, sobre todo en “Suspiria” (1977). También se hace un gran uso del juego estético que aportan los maniquíes.

“Seis mujeres para el asesino” es una coproducción de italo-franco-germana (y con participación del Principado de Mónaco). En una de las escenas, curiosamente, el asesino escribe una nota para una de las chicas preguntando dónde está el diario de Elizabeth, y esa nota está en alemán.

Entre los actores, participan Luciano Pigozzi, al que vimos en el memorable “Libido” (Ernesto Gastaldi, 1965) y Lea Lander, que intervendrá más adelante en el excelente thriller road-movie “Cani arrabbiati” (1974), también de Mario Bava.


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