
Kurutta ippeji (“A page of madness”)
Japón, 1926
Director: Teinosuke Kinugasa
Guión: Yasunari Kawabata
Intérpretes: Masao Inoue, Yoshie Nakagawa, Ayako Iijima
Argumento
Se nos muestran a varias personas internadas en un manicomio. Una joven danza frenéticamente hasta quedar exhausta (al parecer se cree una bailarina ejecutando algún ritual en un templo). Fuera cae una torrencial lluvia. Otros internos se encuentran en sus celdas, mientras un guardián les vigila.
El guardián presta una atención especial a la interna de la celda 25. Pues se trata de su mujer. La esposa del vigilante se volvió loca cuando hace años trató de matar a la recién nacida hija de ambos. Desde entonces se encuentra en el manicomio.
Cuando la muchacha ya es adulta, acude a visitar a sus progenitores al centro donde la madre está internada y el padre desempeña su profesión. La chica quiere anunciarles su compromiso de boda. Entretanto, los demás pacientes intentan amotinarse…
El empleado del manicomio tratará de aprovechar la situación para liberar a su mujer.

Comentario
Esta película muda japonesa bebe directamente del expresionismo alemán. Es particularmente visual, y contiene secuencias bastante rápidamente montadas para la época, como el baile de la chica al principio.
El ritmo frenético busca resaltar el ambiente del sanatorio. Los trabajos de cámara tratan asimismo de provocar una sensación de claustrofobia al espectador. En varias ocasiones hay imágenes distorsionadas, que casi pueden calificarse de alucinógenas o lisérgicas. El director incluye recursos experimentales propios de corrientes vanguardistas de la época, como el surrealismo.
La película, sobre todo en la primera parte de su metraje, recuerda a un reportaje o documental, en el que van presentándose los personajes que iremos viendo más adelante, conforma avance la trama.
En cuanto a la estructura, proliferan los flashbacks, con recuerdos e imaginaciones de los protagonistas, que van insertándose en la historia.
Cuando se estrenó la película, un „benshi“ (tradicional cuenta-cuentos japonés) se dedicaba a narrar lo que iba apareciendo en pantalla. A ello también se le sumaba el consabido acompañamiento musical, como solía hacerse en las mudas representaciones cinematográficas de la época. En este caso, sin ese narrador antes mencionado (con el que no contamos los espectadores actuales), el largometraje se hace un tanto difícil de seguir (no hay ningún tipo de subtítulos o escenas de diálogos superponiéndose).
Se considera que esta película estuvo perdida durante más de 40 años, hasta que el director Kinugasa, siendo ya anciano, encontró una copia por casualidad en su jardín, en la década de los setenta. La copia, de todos modos, es parcial, faltan escenas.
Kinugasa (quien con más de 100 películas como director fue un cineasta muy prolífico) se basó en una historia del aclamado escritor Yasunari Kawabata, el cual décadas más tarde sería galardonado con el premio Nobel de literatura.