Santo contra hombres infernales
México/Cuba, 1958
Director: Joselito Rodríguez
Intérpretes: El Santo, Joaquín Cordero, Fernando Osés, Gina Romand, Enrique Zambrano
Género: Policiaco
Argumento
Joaquín llega a Cuba procedente de México. Una vez en La Habana se hospeda en un hotel y comienza a notar que le están vigilando. Visitando casinos conoce a una joven llamada Mirna, ambos comienzan a salir juntos. Él es muy reservado acerca del motivo por el cual se encuentra en Cuba, y simplemente le dice a la chica que debe “resolver unos asuntos”.
Mientras tanto, una organización de contrabandistas opera en la zona portuaria. Diariamente realizan incursiones con sus lanchas para recoger mercancías ilegales. Un misterioso enmascarado no los pierde de vista.
Mientras Joaquín se encuentra con Mirna en la playa, estalla una reyerta cerca de ellos. Dos grupos de individuos que parecen ser bandidos se pelean en un local. Joaquín interviene, participando en la trifulca del lado de una de las dos facciones. Entonces llega la policía y todos huyen, entre ellos Joaquín. Éste dispara a uno de los agentes, lo que impresiona a los bandidos, quienes aceptan tomarlo bajo su protección.
Joaquín les dice que disparó porque “odia a la policía” y que es un fugitivo que huyó a Cuba tras atracar un banco en México. Asegura tener 200.000 pesos en su poder. Los delincuentes que le han acogido resultan ser miembros de la misma organización que se dedica al contrabando en el puerto.
Pero en realidad Joaquín no es el criminal que afirma ser ante sus nuevos “amigos”… Es un agente secreto con la misión de infiltrarse en la banda para desbaratarla. Para ello cuenta con el apoyo del enigmático enmascarado, quien es un experto en lucha libre.
Aunque los contrabandistas parecen inicialmente aceptarlo como a uno más, no todos terminan de fiarse de él. La actitud de Joaquín despierta suspicacias entre los bandidos más astutos. Además, entre los delincuentes no falta quien desea hacerse con el dinero que supuestamente Joaquín robó en México y que llevó consigo a La Habana.
Enamorado de Mirna, Joaquín teme por la seguridad de la muchacha en caso de que los bandidos descubran que él es un infiltrado. El agente, de hecho, es consciente de que lo vigilan en todo momento.
Cuando los contrabandistas se enteran de que Joaquín es un “topo” y parece que ya todo está perdido, un aliado llegará en su ayuda: Santo, el enmascarado de plata…
Comentario
Esta curiosa película resulta interesante por varios motivos. Puede considerarse una pionera en su temática, pues se estrenó antes de que llegaran a la gran pantalla las historias de James Bond y de que se pusieran de moda los films de espías; así como mucho antes de que en la vida real tuvieran éxito operaciones de infiltración policial en grupos mafiosos (como el asunto Donnie Brasco, llevado al cine en 1997).
Además, se trata de una de las primeras películas en las que interviene el Santo – célebre luchador enmascarado e icónico personaje de la cultura popular mexicana al nivel de Cantinflas o el Chavo del Ocho, quien en las décadas sucesivas protagonizaría alrededor de cincuenta largometrajes de los géneros más variopintos pero siempre interpretando al mismo incógnito justiciero.
Esta “Santo contra los hombres infernales” es concretamente la segunda en la que aparece el enmascarado. Y tanto ésta como la primera (“Santo contra el cerebro del mal”) fueron dirigidas por Joselito Rodríguez y rodadas en Cuba en 1958, cuando el régimen de Batista estaba dando sus últimos coletazos. De hecho, varias escenas están filmadas en casinos, cabarets y hoteles que muy poco después serían clausurados tras el triunfo de la revolución castrista.
El Santo es en esta ocasión un personaje secundario. El protagonista es Joaquín, interpretado por el homónimo actor Joaquín Cordero, a quien vimos en “El río y la muerte” (Luis Buñuel, 1954) y en “El libro de piedra” (Carlos Enrique Taboada, 1968). Nada más llegar a la isla comienza a comunicarse con otros individuos (camareros, croupiers…) a base de crípticos mensajes en cajetillas de tabaco o cerillas. El director trata de construir así una atmósfera de intriga, al no desvelar explícitamente hasta bien avanzado el metraje que dichos individuos y el misterioso protagonista forman parte de una red de agentes secretos – al igual que el aún más misterioso enmascarado luchador (cuyo nombre o apodo nunca es mencionado: En los títulos de crédito sí aparece como “Santo”, pero a lo largo de la historia se hace referencia a él simplemente como “el enmascarado”).
Siendo honesto y objetivo, el film resulta tedioso en algunos momentos. Hay varias escenas de relleno, largos minutos durante los cuales la trama no avanza. Lo único interesante en este sentido es, a modo de “documental”, poder ver las imágenes y sentir la atmósfera de la Cuba pre-castrista.
Hay tres momentos musicales, entre ellos un zapateado flamenco bastante largo. No son tantos como en “El espectro del estrangulador” (René Cardona, 1966), allí hay hasta 8 (!), pero debemos tener en cuenta que la película dura poco más de 70 minutos, y que ya de por sí no hay demasiada acción.
Llama la atención que la voz del Santo es perceptiblemente diferente a la que tiene en las demás películas. Sin duda esta vez fue otro quien se encargó de doblarlo (en ninguno de los films en los que intervino es su auténtica voz la que se escucha).
La película está falsamente catalogada como de “terror” en imdb. Es obvio que quien así la califica no la ha visto, y sólo se guía por el título – que efectivamente, con el epíteto de “infernales”, induce a la equivocación.
También el nombre del personaje femenino es incorrecto en imdb. No es “Irma” sino “Mirna”. La chica está interpretada por la cubana Gina Romand, una vedette del famoso club Tropicana quien más adelante se instalaría en México adquiriendo allí la nacionalidad y participando en decenas de películas (entre ellas varias del Santo).
Según imdb esta „Santo contra hombres infernales“ es de 1961, pero ese fue el año de su estreno en México. El rodaje fue a finales de 1958 en La Habana.
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