Las manos de Orlac – Robert Wiene, 1924

Las manos de Orlac

Alemania, 1924

Director: Robert Wiene

Guión: Louis Nerz

Intérpretes: Conrad Veidt, Alexandra Sorina, Fritz Kortner, Carmen Cartellieri

Género: Drama

Argumento

El célebre pianista francés Paul Orlac sufre un aparatoso accidente de trenes. El músico se dirigía al encuentro de su esposa Yvonne. Ésta, al enterarse del descarrilamiento, corre aterrorizada a la consulta del Dr. Serral, con la esperanza de que el galeno salve la vida de su amado.

Spoiler

En el centro sanitario donde trabaja ese médico también hay una morgue. Esa misma madrugada está por llegar allí el cadáver de un criminal que acaba de ser ejecutado.

Serral le asegura a Yvonne que la vida de su marido no corre peligro… Sin embargo, podría perder sus manos, que han quedado muy dañadas. Ésto, cree la mujer, sería una tragedia incluso mayor que la muerte. Sin manos, la vida del gran pianista carecería de sentido.

Serral le promete a la atribulada Yvonne hacer lo que pueda. Se asoma a la ventana y ve cómo van trayendo el cadáver de uno de los ejecutados en el patíbulo. Al ingenioso médico, experto cirujano, se le ocurre una brillante idea…

Al despertar del letargo tras la intervención quirúrgica, Orlac tiene las manos vendadas. Un individuo bastante patibulario (nunca mejor dicho) se le aparece en inquietantes visiones y pesadillas. Por si fuera poco, una nota anónima le comunica al pianista en qué ha consistido realmente la operación.

Cuando le van a dar el alta, Orlac nota que ya no le cabe su anillo de matrimonio… Sus dedos y manos parecen muy diferentes (de hecho, lo son…)

Una vez en casa, el gran músico parece incapaz de tocar el piano de forma decente. Orlac intuye que desde ese momento ya nada será lo mismo…

Esas manos se convierten para él en una obsesión, en algo que entra en conflicto con su propia voluntad.

Desesperada, la mujer del pianista va a ver a su suegro, al padre de él. El viejo es un hombre rico y poderoso que vive con un siniestro mayordomo en una especie de castillo. Pero el anciano Orlac no está dispuesto a ayudar a su hijo. Más tarde, éste acude personalmente allí, descubriendo que su padre ha sido asesinado. El arma empleada para cometer el crimen le resulta a Orlac bastante familiar…

Comentario

Esta película muda, que claramente puede encuadrarse en el estilo expresionista tan propio de su época, nos narra la historia de un pianista que tras una operación bastante poco ortodoxa experimentará un cambio más que drástico (tanto en su personalidad como en sus predilecciones “manuales”).

Drama, cine negro y un toque de ciencia ficción se conjugan perfectamente en el presente largometraje, dirigido por Robert Wiene, el realizador de la bastante más conocida “El Gabinete del Dr. Caligari” (1920).

El sutil subtexto de crítica al transhumanismo y sus funestas consecuencias (algo que ya hace un siglo se avizoraba) sería retomado décadas más adelante por el gran Chicho Ibáñez Serrador, en el excelente mediometraje “El Transplante”.

“¿Podré volver a tocar el piano?” le pregunta Orlac al doctor tras la operación. En tono filosófico responde el médico que “el espíritu controla las manos”, y que “la naturaleza y una gran fuerza de voluntad todo lo hacen posible”. Queda para el debate si la operación realizada era acorde con esa naturaleza a la que hacía alusión el ínclito facultativo.

También es curioso que Orlac conoce bastante desde el principio en qué consistió la operación, y tal vez ello le haya influenciado de forma psicosomática y autosugestiva en su nueva etapa como ex-pianista… Van aumentando las alucinaciones que le atormentan, y Orlac se ve inmerso en una peligrosa espiral rumbo a la autodestrucción. Tal vez el amor de su preocupada mujer podrá salvarle. O tal vez no… También entra en juego la criada del matrimonio, a la que un misterioso individuo ha contratado para aviesos propósitos.

“Las manos de Orlac” tiene un ritmo muy lento, que no está justificado con lo antiguo de la película; pero que, lejos de provocar el tedio al espectador, resulta adecuado para resaltar con intensidad el estado de ánimo de los personajes, otorgando a la propuesta un ambiente irreal, pesadillesco.

Sin embargo, hacia su último tramo, la película gana bastante tanto en ritmo como en interés, pues los inteligentes giros de guión nos demostrarán que no todo es lo que parecía. La historia de Orlac nos depara más de una sorpresa conforme va acercándose el clímax. Es por ello complicado comentar la película en profundidad sin revelar detalles de la trama que podrían fastidiar el encanto del largometraje.

Parece que Orlac es víctima de una posesión, pero ésta es (como hemos previamente mencionado) más bien fruto de la autosugestión. Vista en su conjunto, podemos considerar que nos encontramos ante un primitivo (cinematográficamente hablando) thriller psicológico con aspectos detectivescos; y con un argumento y un estilo sin duda influenciado por la literatura de Edgar Allan Poe. De hecho, la película está basada en un libro escrito por el francés Maurice Renard, quien era admirador de Poe.

En el fondo hay un paralelismo importante con el mensaje de la ligeramente posterior Metrópolis” (Fritz Lang, 1927). El corazón debe ser el mediador entre la cabeza y las manos.

La película cuenta, a saber, con dos bandas sonoras oficiales distintas, compuestas e integradas en el metraje muchos años después. Una es de 1998 (por Henning Lohner) y otra de 2008 (a cargo de Paul Mercier).

La pareja protagonista está interpretada por Conrad Veidt (Orlac) y la bielorrusa Alexandra Sorina (Yvonne). Ambos participarían, ya comenzado el cine sonoro, en una de las primeras películas sobre “Rasputin” (Adolf Trotz, 1932).

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