La ventana indiscreta – Alfred Hitchcock, 1955

La ventana indiscreta (V.O. Rear window)

EEUU, 1955

Director: Alfred Hitchcock

Guionista: John Michael Hayes
Género: Suspense, thriller, misterio
Compositor de la banda sonora: Franz Waxman
Montaje: George Tomasini
Producción: Alfred Hitchcock (productor), Paramount Pictures (estudio)
Intérpretes principales:

James Stewart (L. B. «Jeff» Jefferies)

Grace Kelly (Lisa Carol Fremont)

Thelma Ritter (Stella)

Wendell Corey (Detective Doyle)

Raymond Burr (Lars Thorwald)

Georgine Darcy (Miss Torso)

Judith Evelyn (Miss Lonelyhearts)

Ross Bagdasarian (compositor vecino, músico en la película)

Argumento

El cincuentón Jeff trabaja de fotógrafo para una revista. Tras un accidente permanece confinado en casa, con una pierna escayolada y en silla de ruedas. Ya lleva cinco semanas así, y le queda una más para poder volver a caminar. Se aburre bastante, y a modo de pasatiempo se dedica a espiar a los vecinos del edificio de enfrente, observándolos a través de sus ventanas en sus viviendas al otro lado del patio. Entre otros viven allí una bella bailarina de ballet (“Miss Torso”), un pianista, una pareja de recién casados, una solterona que imagina encuentros románticos con galanes inexistentes, y un matrimonio de mediana edad. Dicho matrimonio tiene ciertos conflictos, Jeff los ve discutir. Ella está postrada en la cama.

Spoiler

La madura masajista Stella le advierte a Jeff que sus aficiones voyeurísticas podrían acarrearle problemas. La novia de Jeff es la atractiva Lisa, una joven de buena familia, siempre muy elegante y sofisticada. Jeff se resiste a casarse con ella, pues Lisa es “demasiado perfecta” para él. Tienen dos estilos de vida completamente diferentes e imposibles de compaginar. Él como fotógrafo de su revista siempre debe viajar por lugares inhóspitos realizando reportajes en junglas y desiertos, mientras que ella está acostumbrada a lujosos eventos sociales, desfiles de moda y todas las comodidades de la “dolce vita”. Aún así, ella está enamorada de él y lo visita a diario en su temporal reclusión domiciliaria.

Una noche Jeff se queda dormido en su silla de ruedas junto a la ventana. Despierta alrededor de las dos de la madrugada, a causa de una fuerte tormenta. Entonces ve en el apartamento del matrimonio que discutía cómo el marido sale a la calle con una maleta. Una hora después regresa, para volver a salir de nuevo, también con la maleta. Jeff se pregunta qué hará ese tipo saliendo a esas horas en medio de la lluvia y cargando maletas – No una, sino hasta tres veces durante la noche…

A partir del siguiente día, Jeff no vuelve a ver a la mujer del individuo. No parece probable que haya salido de viaje, pues estaba enferma en la cama. El fotógrafo, que antes espiaba a los vecinos para entretenerse, comienza a obsesionarse. Ahora emplea también prismáticos y el objetivo de su cámara para no perderse ningún detalle.

Vigila de manera particularmente intense a Thorwald, ese misterioso vecino, pues sospecha que ha asesinado a su mujer. Pronto, Jeff cree reconocer nuevas y alarmantes señales de que está en lo cierto: Ve cómo Thorwald manipula un cuchillo de grandes dimensiones y un serrucho, también lo ve preparando un gran baúl y atándolo con sogas…

Jeff comunica sus inquietudes a su masajista Stella y a su novia Lisa. Ambas creen inicialmente que está exagerando, pero no tardan en convencerse de que ese vecino tiene como mínimo una actitud sumamante extraña. Pasan los días y de la mujer desaparecida sigue sin haber ni rastro. Jeff llama a un viejo amigo suyo policía, el teniente Tom Doyle, al que conoce de la guerra. Tom acepta investigar el asunto, pero no descubre indicios de ninguna ilegalidad. Todo parece en orden, y según sus pesquisas Thorwald acompañó a su mujer a la estación de trenes y ella se marchó a otra ciudad.

Sin embargo, Jeff sigue empecinado en que un crimen ha sido cometido al otro lado del patio, y pese a su temporal minusvalía está dispuesto a averiguar la verdad…

Comentario

Hitchcock pareció anticipar la constante vigilancia que tenemos en las ciudades en la actualidad (cámaras grabando en todas partes por motivos de “seguridad”). Con la excusa de prevenir o desvelar actos ilegales, la vigilancia y el control del Estado (o peor aún, de nebulosos organismos supraestatales) llegan en ocasiones a invadir la privacidad. Con el Gran Hermano Google y otros mecanismos cibernéticos, que registran todo aquello que los internautas hacen en línea, la distopía orwelliana se aproxima bastante a la realidad. Es posible que Hitchcock ya viera venir ésto, pues dicha temática puede interpretarse como el sentido profundo, oculto en la trama de su interesantísimo thriller “La ventana indiscreta”.

La intriga crece para el espectador conforme van aumentando las suspicacias y obsesiones de ese otro “espectador”: Nuestro protagonista Jeff, encarnado por James Stewart. Mediante planos secuencia y estudiados ángulos de cámara desde la perspectiva del escayolado fotógrafo, el maestro del suspense logra convertirnos en voyeurs a todos los que visionamos su película.

James Stewart, uno de los habituales colaboradores de Hitchcock en ese periodo, tuvo el rol principal en la excelente “Vertigo”, que el orondo cineasta británico rodaría tres años más tarde.

Entre sus compañeras de reparto destaca una magnífica Grace Kelly como Lisa. Poco después, ella abandonaría su carrera artística para convertirse en princesa, al casarse con Rainiero de Mónaco.

Como no podía ser de otra manera, Hitchcock realiza un cameo: Lo vemos fugazmente en casa del pianista.

La temática aquí tratada de las viviendas urbanas y los vecinos influenciaría hondamente a Roman Polanski: A partir de la década siguiente el realizador judeo-polaco rodaría tres memorables películas a día de hoy conocidas como su “trilogía de los apartamentos”: “Repulsión” (1965) con Catherine Deneuve, “La semilla del Diablo” (1968) con Mia Farrow y “El quimérico inquilino” (1976), donde él mismo se metería en la piel del protagonista. Los vecinos son concebidos como individuos hostiles y amenazadores (Algo contrario a lo que sucede, por ejemplo, en la mexicana “El bruto” de Luis Buñuel, donde los vecinos son “una piña” contra los propósitos del casero especulador).

Curiosamente, hoy en día, son pocos los que en los apartamentos de las grandes urbes tienen relación alguna con su vecinos. Todo es mucho más anónimo y aislado que antes. La gente es más desconfiada y tiende a aislarse ¿Habrán contribuído de algún modo esas películas a erosionar el sentido de comunidad que antes había en las vecindades?

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