La cola del escorpión (V.O. La coda dello scorpione)
Italia/España, 1971
Director: Sergio Martino
Guión: Eduardo Manzanos, Ernesto Gastaldi, Sauro Scavolini
Intérpretes: George Hilton (Peter Lynch), Anita Strindberg (Cléo), Alberto de Mendoza (John Stanley), Ida Galli/Evelyn Stewart (Lisa Baumer), Luigi Pistilli (Inspector Stavros)
Música: Bruno Nicolai
Argumento
Lisa Baumer pierde a su marido Kurt en la explosión en pleno vuelo de un avión con rumbo a Tokyo. La joven viuda reside en Londres (donde tiene un amante), mientras que su marido, por motivos de negocios, solía estar en Atenas.
Un antiguo amigo de Lisa, ahora drogadicto, busca chantajearla. Pues tiene en su poder una carta en la que ella expresaba el deseo de librarse de su marido.
Lisa se dirige a la capital griega, para hacerse con el dinero del seguro de vida que Kurt allí había contratado. Por su parte, la agencia aseguradora encarga al detective Peter Lynch que investigue si la buena mujer no tendría tal vez algo que ver con la tan oportuna muerte de su querido esposo…
Una carta anónima atrae a Lisa a un teatro, donde la esperan una misteriosa mujer llamada Lara y su “abogado”, el siniestro Sharif. Éstos creen que ella planeó la muerte de su marido para hacerse con el dinero. Lara era a su vez la amante del difunto Kurt. Quieren chantajearla, y cuando Lisa huye, Peter interviene en su auxilio.
La atractiva viuda cobra en metálico el millón de dólares y se dispone a volar a Tokyo. Pero es brutalmente asesinada en el hotel ateniense y todo su dinero robado.
Las cosas se van embrollando cada vez más con nuevos crímenes. Pero el audaz Peter, inicialmente considerado sospechoso por el comisario griego Stavros, parece estar dispuesto a llegar hasta el fondo de ese turbio asunto.
También entrarán en escena el agente John Stanley de la Interpol, y la reportera francesa Cléo, con la que Peter inicia un romance.
Pronto, varios de los personajes se irán dando cuenta de que no todo es lo que parece…
Comentario
En este enrevesado giallo (co-producción hispano-italiana) hay que estar bien atentos a lo que va sucediendo en pantalla, pues la historia se hace en ocasiones bastante compleja y difícil de seguir. Las apariencias engañan. No obstante la trama fluye sin resultar aburrida ni hastiar, pues está muy bien hilvanada. Los detalles cuadran al milímetro. El suspense mantiene el interés del espectador, pese a estar en ocasiones semioculto bajo alguna capa de ñoña romanticonería. El espectador avispado empezará a vislumbrar la realidad de la historia, antes de que llegue la gran sorpresa del clímax.
La investigación se realiza a tres bandas (que en ocasiones confluyen y otras veces divergen), por un lado la policía griega, y por los otros el investigador del seguro Peter (con la reportera Cléo) y el agente de la Interpol John. Este piensa inicialmente que el asesino es un maníaco sexual, pero al parecer hay otras motivaciones aún más oscuras (aunque no menos psicopáticas).
Martino logra con gran acierto crear tensión en los momentos de los crímenes (como haría también en su muy recomendable “I corpi presentano tracce di violenza carnale” (“Torso”), de 1973.
Veremos varias de las señas de identidad típicas del giallo, a saber: Misteriosos asesinos con guantes de cuero negros, afilados cuchillos de hojas relucientes, pistas falsas, estilizada violencia con sangre artificial a tutiplén, y hermosas mujeres en peligro.
El título del film hace referencia a unos gemelos con forma de escorpión que pierde el asesino en una de sus incursiones. Podría ser una pista… o un elemento destinado a despistar. Los investigadores deberán averiguarlo.
En el elenco destacan las bellas Ida Galli como Lisa, y Anita Strindberg como la reportera Cléo. También los argentinos George Hilton (como Peter) y Alberto de Mendoza ( este último lo vimos en “El hombre más venenoso que una cobra” de Bitto Albertini, también rodada en 1971). Luigi Pistilli, rostro habitual de spaghetti-westerns, gialli y polizzieschi interpreta aquí al inspector Stavros.
Uno de los guionistas fue el hábil Ernesto Gastaldi (director a su vez de la maravillosa «Líbido», de 1965). También es digna de mención la banda sonora de Bruno Nicolai, colaborador del gran Ennio Morricone.
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