El ojo en el laberinto (V.O. “L´occhio nel laberinto”)
Italia/Alemania occidental, 1972
Director: Mario Caiano
Guión: Mario Caiano, Antonio Saguera, Horst Hächler
Intérpretes: Rosemarie Dexter (Julie), Adolfo Celi (Frank), Horst Frank (Luca), Sybil Danning (Toni), Alida Valli (Gerda)
Música: Roberto Nicolosi
Argumento
La joven Julie está preocupada por la desaparición de su novio, el psiquiatra Luca. Emprende su búsqueda, y llega hasta un pueblo donde se dedica a preguntar por él. Nadie parece saber nada, pero los habitantes del lugar se comportan de forma sospecha. Y reaccionan de manera peculiar cuando la chica les muestra la foto del desaparecido. Todos afirman no haberle visto jamás, pero es obvio que mienten. Un habitante del municipio le sugiere a Julie que vaya a una casa a las afueras del poblado. Allí, ella sufre un extraño “accidente” (todo indica que mediante un sabotaje alguien intenta matarla).
Julie conoce en el pueblo a un individuo llamado Frank. Este la invita a alojarse en un orfanato de su propiedad, pues no hay ningún hotel en el pueblo. Luego, la joven recibe de Frank el consejo de asomarse a una villa campestre, cerca de un acantilado, y que funciona como una especie de pensión. Tal vez Luca se encuentre allí. Julie se pone en camino y llega a la villa propiedad de Gerda, quien regenta esa pensión. Los huéspedes son un grupo de jóvenes excéntricos. Todos parecen reticentes a decirle lo que saben sobre Luca, y Julie nota que tienen bastante que ocultar.
Mientras tanto, Frank (quien tiene a sus espaldas un turbio pasado como gángster) trata de chantajear a Gerda, enseñándole un cuadro pintado por uno de los niños de su orfanato. En el cuadro se ve un sangriento asesinato junto a una villa que se parece mucho a la de Gerda. Y la víctima recuerda bastante al desaparecido Luca.
Julie será víctima de varios intentos de asesinato. Tratan de envenenarla con gas en un garaje y de agujerearla a arponazos. Frank la salva y la protege, pero al parecer tiene motivos personales para ello…
Comentario
Esta co-producción italo-germana es una historia de misterio y enredos, en la que parece haber muchos implicados. La película carece de la estructura y el ritmo característicos del giallo, pero sí tiene bastantes elementos del subgénero; ya desde la primera escena (la pesadilla de la protagonista), en el que vemos a alguien siendo acuchillado por una mano sin que veamos al asesino.
Al film le cuesta arrancar, cautivar al espectador e incluso mantener su interés (al menos durante los primeros cuarenta minutos). El director de la propuesta, Mario Caiano, realizó también “Ombre roventi”, un thriller con elementos sobrenaturales ambientado en Egipto, y que resulta mucho más interesante. Asimismo, Caiano dirigió el western cómico “Mi nombre es Shanghai Joe” sobre las peripecias de un chino en el Lejano Oeste.
La protagonista Julie está encarnada por Rosemary Dexter, quien participa en “Justine” (1969) adaptación a la gran pantalla por parte de Jesús Franco de la obra homónima del Marqués de Sade. A Frank lo interpreta Adolfo Celi, un rostro muy popular del cine italiano de género a quien vimos en la muy recomendable “…Hanno cambiato faccia” (Corrado Farina, 1971) y en “La mala ordina” (Fernando Di Leo, 1972). Alida Valli da vida a Gerda. Esta actriz de rancio abolengo aristocrático (era baronesa, y su nombre completo Alida Maria Laura Altenburger von Marckenstein-Frauenberg) participó en obras maestras del giallo como “Suspiria” (1977) e “Inferno” (1980), ambas de Dario Argento.
En general, “El ojo en el laberinto” es, pese a su atractivo título, un giallo menor, una película prescindible. El espectador, que durante la primera mitad tiene la esperanza de que la historia vaya tornándose intrigante, termina volviéndose indiferente a lo que acontece en la pantalla. Ni el buen trabajo de varios de los actores (especielmente el del veterano y curtido Adolfo Celi) logran aquí romper con el tedio. Al menos, la propuesta cuenta con un interesante giro de guión hacia el final, una sorpresa que logra arrancar al espectador del aburrimiento en el que irremisiblemente va cayendo el largometraje.
La banda sonora es marcadamente de estilo jazz, como solía ser la norma en aquellos tiempos.
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