Conan el Bárbaro (V.O. “Conan the Barbarian”)
EEUU, 1982
Director: John Milius
Guión: Oliver Stone y John Milius (basados en historias de Robert E. Howard)
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger (Conan), James Earl Jones (Thulsa Doom), Max von Sydow (Rey Osric), Sandahl Bergman (Valeria), Ben Davidson (Rexor), Cassandra Gava (La Bruja), Gerry López (Subotai), Mako (el Mago/Narrador)
Música: Basil Poledouris
Argumento
En la Era Hiboria, época remota y olvidada por los cronistas, el pequeño Conan vive en una aldea en medio de los inhóspitos y nevados parajes de la septentrional Cimmeria. Su padre, el herrero del poblado, le instruye sobre la importancia del manejo de las armas, sobre el arte de la guerra y el secreto del acero: “No puedes fiarte de nadie en esta vida. Ni de hombres, ni de mujeres, ni de bestias. Sólo de esto (la espada) puedes fiarte“.
Un día, Conan observa en el bosque cómo se va peligrosamente aproximando una horda de rudos jinetes guerreros.
La soldadesca invasora está comandada por el siniestro brujo Thulsa Doom. Una vez en el pueblo de Conan, los forasteros bárbaros saquean y arrasan todo, prendiendo fuego a las chozas. El padre de Conan cae en combate y es devorado por perros feroces. Todos son pasados a cuchillo menos los niños, que son hechos prisioneros. El pequeño Conan es testigo de cómo su madre es decapitada de un tajo por Thulsa Doom. Al niño se le queda grabado en la memoria el estandarte que portan los invasores: Dos serpientes cruzadas sobre una luna y un sol naciente. Conan es llevado como esclavo; y debe trabajar durante años, encadenado y azotado, haciendo girar una rueda.
Como “lo que no te mata te hace más fuerte”, va transcurriendo el tiempo y Conan se transforma en un espectacular coloso. Entonces, sus captores lo venden a mercaderes de esclavos. Con sus nuevos amos debe desempeñarse como gladiador, participando en encarnizadas luchas a muerte para regocijo de un público ávido de sangre. Conan resulta siempre vencedor, forjándose como curtido guerrero. Su amo quiere hacer de él un gladiador de élite, y lo lleva ante los maestros del lejano Oriente para que aprenda de ellos el manejo de la espada.
En la tienda de campaña de un caudillo tribal de las estepas, éste pregunta a los presentes:
“¿Qué es lo mejor de la vida?” Uno contesta: “La extensa estepa, un caballo rápido, halcones sobre tu puño y el viento en tu cabello.”
“¡Mal! ¿Conan, que es lo mejor de la vida?” “Aplastar enemigos, verles destrozados y oir el lamento de sus mujeres.” El líder aprueba satisfecho la respuesta del gladiador cimmerio.
Una noche, Conan es liberado y corre a buscar refugio en las escarpadas montañas. Para ocultarse de unos lobos que le persiguen, se introduce en una gruta subterránea, que resulta ser la antigua tumba de un rey antediluviano, momificado en su trono junto a su espada.
Conan toma esa espada milenaria para sí y se dispone a buscar a los asesinos de sus padres, a los invasores que destruyeron y esclavizaron a su pueblo. El único indicio con el que cuenta por el momento es el recuerdo del estandarte que exhibía la horda: las dos serpientes cruzadas sobre el sol y la media luna.
Durante la búsqueda de sus enemigos, Conan llega hasta una voluptuosa y enigmática mujer, a la que pide información sobre el estandarte de las dos serpientes cruzadas. Mientras tiene sexo con ella, la hechicera se transforma en una monstruosa criatura vampírica. Antes de derrotarla, la bruja le dice que vaya a Zamora.
De camino a Zamora, Conan conoce al ladrón Subotai, un experto ladrón hyrkanio. Ambos se hacen amigos (tienen una memorable conversación sobre sus respectivos dioses), y llegados a la ciudad (al “perverso” mundo civilizado) comienzan a dar golpes juntos repartiéndose el botín. Poco después también se les une Valeria, una atractiva ladrona de la que se va enamorando el bárbaro. Los tres deciden entrar a robar en una alta torre fortificada, construcción de aura maligna que emplean como sede los adeptos de la orden reptil y que despierta el temor en muchos de los habitantes de la ciudad.
Tras escalar la torre, son testigos de la inquietante ceremonia que está allí teniendo lugar: Decenas de jóvenes en estado de trance rinden culto a una gigantesca serpiente, dispuestas a inmolarse por ella. Conan no tardará en descubrir que esos ritos grotescos están siendo escenificados por la secta que lidera Thulsa Doom, el asesino de sus padres.
Conan y sus amigos irrumpen en el interior de la torre, haciéndose con los tesoros que allí encuentran (especialmente la gema conocida como “El Ojo de la Serpiente”) y matando al monstruoso ofidio.
Días después del asalto a la torre son cercados por los guardias del rey Osric y conducidos a su presencia.
Osric exclama: “¡Qué atrevimiento! ¡Qué osadía! ¡Qué insolencia! ¡Qué arrogancia! Yo os felicito.”
Pues el soberano no piensa castigarlos: Les promete más riquezas si liberan a su hija, que ha caído en las redes de la secta.
Una noche, Conan parte en busca de los asesinos de su familia sin que Valeria y Subotai lo sepan (ella ha intentado persuadirlo de que abandone la búsqueda de Thulsa Doom). Por el camino conoce a un mago (el narrador de la historia), encargado de vigilar un conjunto de pétreos túmulos funerarios similares a dólmenes. Conan llega hasta la Montaña del Poder de Seth, donde tiene lugar una procesión de los adeptos a la secta de Doom. Tras dejar fuera de combate a uno de los sacerdotes, se disfraza con su túnica y trata de infiltrarse entre los adherentes al culto, pero no tarda en ser descubierto y es llevado ante el brujo líder del culto. Una vez frente a frente, hablan sobre el enigma del acero. El brujo trata de demostrar al bárbaro que la carne es más poderosa que el acero, y ordena a una de las jóvenes por él hechizadas que salte hacia la muerte para probarlo.”La carne, como arma, es mucho más potente que cualquier espada” dice Doom, ya que el acero depende de la carne del hombre para ser moldeado y usado. A continuación, el nigromante ordena que Conan sea crucificado en el Árbol del Infortunio, en medio de un árido desierto.
Los buitres comienzan a sobrevolar sobre él, pero Conan aún tiene fuerzas suficientes para morderle el cuello a uno de esos pájaros de rapiña que intentan picotearle. Cada vez más exhausto, el bárbaro está a punto de exhalar su último suspiro, pero es rescatado en el último momento por Valeria y Subotai. Sus amigos bajan de la cruz al malherido bárbaro y lo llevan hasta los dólmenes donde se encuentra el Mago. Valeria ruega al taumaturgo de los túmulos que salve a Conan, y éste le responde que para ello los dioses exigen un precio muy alto. Valeria afirma estar dispuesta a pagarlo, y desde ese momento se dedica a velar ininterrumpidamente por Conan hasta que éste se encuentre restablecido por completo. Ella lo protege de los fantasmas y demonios del inframundo que durante la noche intentan llevárselo.
Conan vuelve a recobrar todas sus fuerzas y Valeria le jura que siempre estará junto a él “aunque tenga que volver del Más Allá”.
Los tres regresan a la Montaña del Poder de Seth, epicentro del culto de Thulsa Doom, y se introducen dentro de ella a través de túneles. Presencian allí en un palacio subterráneo nuevos obscenos y depravados rituales, que incluyen una orgía y la preparación en un caldero de una especie de sopa caníbal. Esta vez, Thulsa Doom se transforma para escabullirse en una enorme y espantosa serpiente, huyendo del lugar ante la llegada de Conan. Éste y sus camaradas liberan a la princesa y se retiran, pero Doom lanza una flecha serpentina a los intrusos que se alejan. La flecha hiere mortalmente a Valeria, quien sucumbe poco después en los brazos del acongojado bárbaro. Ella misma antes de expirar se da cuenta de que ese era el precio que debía pagar para salvar a Conan.
Valeria es incinerada por la noche en una pira funeraria ante sus amigos. Conan, melancólico y sombrío, tiene ahora un ser querido más al que vengar, y se prepara para la batalla final…

Comentario
Conan el Bárbaro es sin duda el personaje más popular y arraigado en el género de espada y brujería. Guerrero, aventurero, ladrón y conquistador, también es el prototipo de héroe nietzscheniano por antonomasia. Creado en 1932 por el autor Robert E. Howard, quien escribía relatos para la revista pulp “Weird Tales”, las historias del bárbaro cosecharían grandes éxitos en las décadas venideras: Primero en el comic, tras ser adaptado por el guionista Roy Thomas para la editorial Marvel, y más tarde también en el celuloide, con esta “Conan el Bárbaro” de John Milius. La película batió records de taquilla, dando pie a que en los años siguientes se realizaran un par de secuelas (“Conan el destructor” en 1984 y “Red Sonja” en 1985, ambas de Richard Fleischer) y un gran número de sucedáneos y rip-offs inspirados en la figura del hosco y musculoso bárbaro.

El “Conan” de Milius catapultaría a la fama al culturista y ex Mr. Universo Arnold Schwarzenegger, quien hasta el momento sólo había participado en películas mediocres y de poco renombre (como el despropósito “Hercules in New York”). Arnold era discípulo de uno de los grandes del género peplum, el británico Reg Park – un culturista de la vieja escuela que protagonizó “La conquista de la Atlántida” (Vittorio Cottafavi, 1961) entre otros títulos.
Sandahl Bergman, una actriz también bastante ignota hasta el momento, da vida a Valeria, la contraparte femenina del héroe. La madre de Conan, que es decapitada en las escenas iniciales, está interpretada por Nadiuska, actriz de origen alemán y húngaro muy famosa en España por su participación en películas de la época del “destape”. El papel del pequeño Conan recayó en Jorge Sanz, hermano del más conocido (cantante) Alejandro.
“Conan el Bárbaro” fue rodada de forma casi íntegra en España, concretamente en Almería; donde también se filmaron centenares de westerns. John Milius, por cierto, era un gran admirador de Sergio Leone. Hubo también escenas que se rodaron en Segovia (como las iniciales, ambientadas en la nevada Cimmeria) o en la provincial de Cuenca. Milius y su equipo supieron trasmitir una gran belleza estética a toda la película; desde los paisajes hasta los decorados, pasando por el vestuario y las armas. El film incluye épicas escenas de combates y también toca el tema del amor más allá de la muerte (“¿Quieres vivir para siempre?”) A cargo del guión estuvo Oliver Stone (guionista, entre otros muchos títulos, del “Scarface”/”El Precio del poder” de Brian DePalma). El productor italiano Dino De Laurentiis aportó el holgado presupuesto.
Algunos puristas howardianos mantienen que la película no es fiel al personaje, pero lo cierto es que Milius y Stone (con la colaboración de Roy Thomas) adaptaron elementos de varios relatos de Howard a la historia, creando una especie de pastiche fílmico combinado con una trama nueva. Entre esos relatos, se encuentran “La Torre del Elefante” (ambientada cuando Conan es un joven ladrón en Zamora) o “Nacerá una bruja” (donde el héroe es crucificado). La esclavitud de Conan y los trabajos forzados que debe desempeñar en la rueda del dolor, así como su posterior empleo como gladiador, fueron innovaciones a la vida del bárbaro aportadas por Milius. De todas maneras, lo más importante es el espíritu del personaje – que como veremos más adelante sí es respetado.

El director fue influenciado no sólo por los relatos de espada y brujería o por los peplums, sino también por el cine japonés. La escena en la que pintan el cuerpo de Conan con caracteres mágicos de tipo rúnico para devolverle la salud está inspirada en la leyenda nipona de “Hoichi el desorejado” tal y como fue adaptada por Masaki Kobayashi para su “Kwaidan” (1965). Milius incorporó elementos estéticos de “Los siete samurais” (Akira Kurosawa, 1954) para recrear la batalla final de Conan contra los hombres de Thulsa Doom.
Uno de los componentes imprescindibles del film es la excelsa y muy estimulante banda sonora del compositor Basil Poledouris, que contiene temas operísticos y corales con pomposos toques wagnerianos (similar también a la “Carmina Burana” de Carl Orff). Es difícil imaginarse un estilo de música que encaje mejor con el personaje y con la Edad Hiboria. Sin embargo, Ennio Morricone también haría un buen trabajo al componer en 1985 la música de “Red Sonja” (que es probablemente lo único rescatable de esa película).
El personaje de Thulsa Doom en las historias de Howard no pertenece a la época hiboria en la vive Conan, sino a la “era precataclismática” (anterior al hundimiento de la Atlántida) y es un personaje en los relatos de Kull el Conquistador, otra figura howardiana. Para crear al antagonista de “su” Conan, Milius amalgamó en uno solo a Thulsa Doom y al maligno sacerdote Thoth-Amon, un rey-brujo estigio que sí aparece en las historias originales de Conan.
Lo más importante de la trama, más allá de la manida historia de la venganza del protagonista contra los que mataron a su familia, es a mi juicio la dicotomía transcendente que se establece entre dos cosmovisiones opuestas: Barbarie contra civilización. Y en una dimensión aún más profunda: El espíritu puro del héroe (Conan) contra la gris mentalidad del rebaño (los sectarios de Thulsa Doom).
Hay quienes afirman, que más allá de ser una película de aventuras común con el único fin de entretener, “Conan el Bárbaro” contiene también un mensaje filosófico-esotérico (que ya impregna los escritos de Howard). Conan encarnaría al superhombre nitzscheniano, a aquél que se supera a sí mismo y logra liberarse de las cadenas del mundo material. Conan representa la pureza de la barbarie contra la decadencia y podredumbre de la civilización. Los bárbaros son rudos, salvajes y brutales, pero al mismo tiempo leales, honorable, valientes e incluso inocentes; pues aún no han sido corrompidos por el materialismo, la codicia y la molicie de los civilizados. A lo largo de las historias de Howard (y ello también se refleja en la película), una y otra vez se pone de manifiesto el desprecio que Conan siente hacie el hombre civilizado (hoy diríamos “burgués”); al que considera vil, mezquino, blando y pusilánime.
Además: Conan no entiende por qué los civilizados se postran sumisamente ante sus dioses, esperando que éstos les arreglen sus problemas, en lugar de conquistar por ellos mismos su destino. La espiritualidad de Conan es diametralmente opuesta a la del judeocristianismo. El bárbaro ve a Crom (el dios de su estirpe) como una especie de maestro o guía, como un camarada oculto, y no como a un ídolo ante el que deba arrodillarse o al que haya que ofrendar sacrificios (como hacen los “civilizados” en la Edad Hiboria). Conan habla con él de igual a igual y en ocasiones incluso lo maldice:
“Crom, jamás te había rezado antes, no sirvo para ello, nadie, ni siquiera tú recordarás si fuimos hombres buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos, no, lo único que importa es que dos se enfrentan a muchos, eso es lo que importa, el valor te agrada Crom, concédeme pues una petición, concédeme la venganza, y si no me escuchas ¡vete al infierno!”
Para Conan y su casta de guerreros la divinidad no es algo ajeno, abstracto y lejano; sino una energía que debe ser despertada y que cada uno porta dentro de sí en potencia; eso es lo que les infunde de valor. “Crom” no es más que un símbolo exterior de la divinidad.
La crucifixión de Conan es reminiscente de la de Wotan (Odin) en el Árbol del Espanto.
El reptiliano Thulsa Doom viene a ser como el Demiurgo que los gnósticos equiparaban a Satanás (o como su representante en la Tierra), y es el artífice de un culto demencial con pretensiones planetarias.
Thulsa Doom gana sus adeptos a base de hechizarlos (hoy diríamos “lavarles el cerebro”), anulando sus voluntades. Al ser confrontado por Conan en su fastuoso estrado y en presencia de sus súbditos, Doom intenta “hipnotizar” al bárbaro, ganándoselo para su culto (“¿Quién es tu padre si no yo?”). Pero Conan, con férrea determinación, logra resistir a sus perniciosos influjos.
Los adeptos a la secta son en cierto modo parangonables al hombre moderno: Espiritualmente castrado, convertido de forma inconsciente en un siervo (del sistema, de la ideología imperante, del dinero…) Seres con el cerebro lavado, que han perdido su energía volitiva y que cuanto más libres creen ser más atrapados están en la matrix.
Pero esa ya es otra historia…
Videocomentario a Conan el Bárbaro
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