Black Mirror: Ahora mismo vuelvo – Owen Harris, 2013
Black Mirror: Ahora mismo vuelvo (Esp) / Vuelvo enseguida (HispAm)
(V.O. Be right back)
Reino Unido, 2013
Director: Owen Harris
Guión: Charlie Brooker
Intérpretes: Hayley Atwell (Martha), Domhnall Gleeson (Ash), Indira Ainger (Hija)
Música: Vince Pope
Género: Ciencia ficción
Argumento
Martha y Ash son una joven pareja que se ha mudado a una casa de campo. Él es un fanático de las nuevas tecnologías y está todo el día enganchado al móvil y a las redes sociales.
Al devolver una furgoneta que había alquilado para la mudanza, Ash tiene un accidente y muere. Durante el velatorio, una amiga de la desconsolada Martha, le propone contratar los servicios de una empresa que le permitiría “comunicarse” con el difunto, o más bien con un chatbot, un programa informático que ha copiado los patrones de respuesta del muerto mediante algoritmos.
Al principio, Martha descarta esa sugerencia. Pero cuando descubre que está embarazada de su novio muerto, cambia de idea. Así, tiene una especie de consuelo.
Empieza a chatear con esa simulación creada por inteligencia artificial (con la que a partir de ese momento pasa más tiempo que con personas reales), en la que proyecta sus sentimientos hacia Ash. Y pronto, ese engendro robótico le propone pasar del chateo y las llamadas telefónicas (con una voz creada en base a registros telefónicos y grabaciones de la voz auténtica) a “otro nivel”…
Comentario
Los capítulos de “Black Mirror” van siendo, como el propio título proclama, un espejo cada vez más negro de la realidad, y del futuro próximo que se está programando (nunca mejor dicho, lo de “programando”).
En este episodio, Brooker nos muestra hasta qué punto llegan las quimeras transhumanistas, mediante la creación de una especie de clon cibernético, a base de registros informáticos de la personalidad y los patrones de conducta de un muerto, todo ello recubierto por “músculo sintético”. El Frankenstein del siglo XXI.
Se manipula emocionalmente al espectador, a través de la protagonista, que se decide a contratar los servicios de esa empresa fabricante de golems. Se prepara al espectador para un mundo en el que la inteligencia artificial, ese arma de doble filo, será algo común y completamente integrado en el día a día. El “amor más allá de la muerte”, un clásico en multitud de historias literarias y cinematográficas, está aquí llevado efectivamente a “otro nivel”; que “no es un rollo espiritual”, como bien apunta la amiga de Martha al recomendarle la simulación de seres queridos fallecidos. Pues lo espiritual está completamente desterrado del mundo de “Black Mirror”. ¿Para qué activar los resortes naturales e inmateriales del Espíritu, pudiendo recurrir a máquinas, dispositivos y botones, a la “inmortalidad tecnológica” que permiten conectarse a la “nube”? Lo que en este episodio se tematiza, aún podía sonar a ciencia-ficción en 2013, pero hoy en día estamos cada vez más cerca de la distopía transhumanista.
¡Consigue AQUÍ Black Mirror, un análisis: Guía de todos los episodios!