Palermo-Milán solo ida – Claudio Fragasso, 1995
Palermo Milano solo andata
Italia, 1995
Director: Claudio Fragasso
Guión: Rossella Drudi
Intérpretes:
Giancarlo Giannini, Raoul Bova, Ricky Memphis, Francesco Benigno, Romina Mondello, Tony Sperandeo
Argumento
Un “pentito” (“arrepentido”) de la Mafia revela a la policía el nombre de Turi Leofonte, un contable con numerosos datos sobre el financiamiento de la organización del jefe Scalea. El comisario Nino Di Venanzio recibe la misión de convencer a Leofonte de que colabore con las autoridades (tras el registro domiciliario de su villa), y una vez conseguido su asentimiento para la cooperación, escoltarlo a él y a su familia desde Palermo a Milán, donde deberá declarar en el juicio.
Precipitadamente, Leofonte, su esposa y su hijo pequeño, así como Chiara, su hija adolescente (que en el momento del arresto de su progenitor se encontraba en una fiesta de la alta sociedad palermitana); deben salir de su residencia para ser conducidos en tres diferentes coches al aeropuerto, desde donde volarán a Milán en medio de un importante dispositivo de seguridad. Di Venanzio insta a Leofonte a que se despida de su mujer y su hijo a las puertas de su villa, pues “en el aeropuerto no habrá tiempo para eso”; tras lo cual son introducidos en automóviles policiales distintos. Chiara es recogida por otros dos agentes, uno de los cuales (Tarcisio) la reconoce por haber visto antes una foto suya en la casa durante el registro.
De camino al aeropuerto la acongojada esposa de Leofonte presiente melancólicamente que ésta es la última vez que ve Palermo, mientras observa la ciudad desde la ventanilla.
El coche a bordo del cual se encuentra Chiara está más alejado, en cambio el automóvil que transporta a Leofonte (y el comisario) y aquel en el cual viajan su mujer y su hijo van prácticamente juntos…
En una especie de plaza, aún en plena ciudad, se produce traicioneramente una emboscada: De una furgoneta que les corta el paso, emergen varios individuos pertrechados de fusiles automáticos y descargan ráfagas de plomo sobre los dos primeros coches de la comitiva. Un intenso tiroteo se cobra las vidas de dos de los agentes de la escolta, y de varios de los sicarios. Finalmente, cuando parece que ha cesado la lluvia de balas, la esposa de Leofonte cargando a su hijo sale del agujereado automóvil (pese a que los policías le habían instado a no hacerlo), y corre hacia donde se encuentra parapetado su esposo… Uno de los sicarios aprovecha la oportunidad de que la infeliz se ha puesto a tiro y la acribilla a balazos, con su hijo en brazos; ambos perecen como consecuencia, y Leofonte – testigo de la tragedia – queda devastado. Mientras tanto, Chiara ignora lo que le acaba de suceder a su madre y a su hermano (acabará enterándose bastante tiempo después, escuchando la radio), pues el coche en el cual viaja se encontraba a una distancia considerable.
El atentado, que estaba destinado a silenciar a Leofonte para siempre y evitar su declaración ante los tribunales, sólo ha podido llevarse a cabo debido a alguna “filtración” de información en el seno del aparato policial o judicial (las cloacas del estado), alguien “en las altas esferas” con conexiones políticas y administrativas, parecía tener interés en evitar que Leofonte llegase vivo a Milán. Sólo así se explica que los sicarios tuvieran conocimiento de que el contable había decidido colaborar con las autoridades, y – lo que es aún más sorprendente – de que estuvieran al tanto del concreto trayecto que de camino al aeropuerto seguía la comitiva.
Di Venanzio se da cuenta de ésta obviedad; han sido traicionados. Han sido utilizados, y como agentes de la escolta “con razón” fueron elegidos policías con nula experiencia; para facilitar así la labor de los sicarios; ésto lo menciona el propio Leofonte. Di Venanzio, que recibe la llamada de uno de sus superiores, y que habla con un juez, se niega a informar sobre su paradero, y dice que se desplazarán hasta Milán por sus propios medios, sin contar con la cobertura estatal, para así evitar nuevos atentados. Ya no utilizarán teléfonos, para impedir ser localizados, y a partir de ese momento la misión consistirá en llegar con vida a Milán, escoltando a Leofonte y a su hija, y repeliendo a los asesinos que, pisándoles los talones, les siguen la pista. Viajarán en coche, tren y autobús, de riguroso incognito, sufriendo múltiples percances antes de alcanzar finalmente su destino – al que no todos los integrantes de la comitiva llegarán…
Comentario
Muy entretenido post-polizziotesco (que al ser rodado en 1995 resulta tardío para su género, tan característico de los años setenta), que combina con gran éxito drama, intriga y acción. La frustrada historia de amor entre la guapa y pizpireta Chiara y su escolta el tímido y diligente Tarcisio merece una mención especial. También la banda sonora con sus ínfulas épicas, sobre todo hacia el final de la historia; cuando Leofonte llega a los tribunales, escoltado por cada vez más agentes.
El director de la película, Claudio Fragasso, es conocido especialmente por haber realizado producciones de serie B (y Z) durante los años ´80, a la sombra de maestros como Lucio Fulci y otros compatriotas. Fragasso estuvo involucrado en el proyecto “Zombi 3” (1988), que pretendía ser una secuela de la fulciana “Zombi 2” (1979) a su vez una segunda parte (apócrifa) de la famosa película de George Romero “The Night of the Living Dead” (1968). También es responsable Fragasso de realizar “Troll 2” (1990), una involuntariamente hilarante película, supuestamente de terror.
Sobre todo en comparación con otros productos de su autoría, “Palermo Milano solo andata” resulta sumamente convincente y recomendable. Fragasso reemprende más que dignamente el género que veinte años antes cultivaban con maestría los también italianos Enzo Castellari, Umberto Lenzi o Damiano Damiani, entre otros. La historia de “Palermo Milano…” es una creación original escrita por Fragasso y su mujer, Rosella Drudi, autores del guión.