Los que no perdonan – Andrea Bianchi, 1974
Los que no perdonan (V.O. Quelli che contano)
Italia, 1974
Director: Andrea Bianchi
Género: Thriller, polizziesco, acción
Guión: Piero Regnoli
Intérpretes: Henry Silva (Tony Aniante), Barbara Bouchet (Margie), Fausto Tozzi (Don Ricuzzo), Vittorio Sanipoli (Don Cascemi)
Argumento
Tony Aniante (Henry Silva) es un asesino a sueldo recién retornado a Sicilia procedente de los EEUU. Ha sido contratado por Don Cascemi, uno de los jefes locales de la Mafia, para sembrar la cizaña entre dos familias rivales; de forma que éstas procedan a decimarse entre ellas dejando así vía libre al grupo de Cascemi, quien pretende encaramarse a la cúspide del poder una vez que sus adversarios estén debilitados. Con su peligroso juego a dos bandas (nunca major dicho), Tony busca que la discordia estalle entre los Cantimo y los Scannapieco, que se disputan un lucrativo negocio de tráfico de heroína.
Ricuzzo Scannapieco, el jefe de una de las dos familias, está casado con Margie (Barbara Bouchet) una ex-prostituta norteamericana con gran afición a la bebida, que no deja de insinuarse constantemente ante Tony. Éste la rechaza, pues quiere evitar problemas, pero ella insiste (en varias ocasiones), hasta que el gélido y pétreo sicario en la primera ocasión la posee con contundencia en la cocina y en la segunda no tiene más remedio que pegarle una paliza en el pajar (“cinturonazos” incluídos) para que lo deje tranquilo.
Tony logra el objetivo de Don Cascemi: Los Scannapieco y los Cantimo se matan entre sí; a base de emboscadas, asaltos y recíprocos atentados. El líder de los Cantimo es herido mortalmente en un tiroteo cuando una noche están recogiendo en la playa un alijo que acaba de llegar a la costa.
Existe también en segundo plano una historia de amor “romeojulietesca” entre dos adolescentes de las familias rivales. Tony intenta ayudarles a escapar de ese ambiente de violencia, pero poco antes de lograrlo hacen irrupción los hombres de Scannapieco (que han recibido la órden de liquidar a Tony por haber golpeado a Margie), armados de escopetas, logran reducir a Tony y le someten a una brutal paliza, tras lo cual dándolo por muerto lo arrojan barranco abajo.
Pero Tony consigue reponerse, recibe un arma del nieto paralítico del difunto Don Cantimo y acude a la masía de Ricuzzo Scannapieco para vengarse. Margie, la mujer de éste, se ha suicidado tras ingerir masivamente barbitúricos. Tony llega sólo y es recibido por Scannapieco y una decena de sus hombres, todos armados. En el momento menos pensado, hombres que estaban parapetados tras los muros del caserío emergen con sus escopetas y fusilan a Scannapieco y sus esbirros. Tony ha logrado desintegrar esa banda rival.
Tras el cumplimiento de su misión se reencuentra con el jefe Don Cascemi, que en la parte trasera de su vehículo le felicita por haber cumplido el objetivo y se dispone a agradecerle su colaboración… pagándole con plomo. Le apunta con su pistola, aprieta el gatillo… pero no pasa nada. Tony ya contaba con esa traición y se había encargado de sacar las balas. Además, se descubre que el motivo principal por el cual había regresado a Sicilia no era cumplir ese encargo como sembrador de cizaña, sino algo más personal… vengarse del asesino de su madre, que resultaba ser el mismo Don Cascemi. Por si eso fuera poco, la eliminación de Don Cascemi ya había sido decidida por la Comisión de la Mafia (“aquellos que cuentan”, de ahí el título de la película); pues Cascemi se dedicaba al tráfico de heroína usando para ello métodos demasiado desaprensivos y grotescos (escondiendo la droga en el interior de los cadáveres de niños pequeños).
Finalmente Don Cascemi es acribillado por sus propios guardaespaldas y Tony se hace con el poder en el seno de la Mafia.
Comentario
Violento e impactante polizziesco lleno de trepidante acción y memorables escenas. Su protagonista Henry Silva (estadounidense de orígen puertorriqueño) figuró en numerosos films del género, siendo el más digno de mención el excelente “Milano Calibro 9” (1972) de Fernando Di Leo, que también cuenta con la participación de la atractiva Barbara Bouchet. El director Andrea Bianchi es el realizador de la involuntariamente hilarante “Le Notti del Terrore” (1981) (a.k.a. “Burial Ground”) un despropósito de zombies que resulta sumamente entretenido.
Es bastante obvio que “Quelli che contano” tiene marcadas reminiscencias estilísticas de italo-western; de hecho es básicamente un italo-western en contexto mafioso y ambientado en la Sicilia del siglo XX. También el detalle de la melodía que silba misteriosamente el protagonista antes de cada intervención recuerda a obras de Sergio Leone, véase Charles Bronson y su armónica en “C´era una volta il West” (1968) (a.k.a. “Hasta que llegó su hora”). Asimismo la trama del solitario forajido/sicario entre las dos bandas/clanes recuerda a “Por un puñado de dólares” (1964) (que a su vez está basado en el chambara “Yojimbo” – 1961 – del japonés Kurosawa), y el detalle final de la venganza familiar también una vez más nos retrotrae a “Hasta que llegó su hora”. Pero Andrea Bianchi no es Sergio Leone, pese a sus buenas intenciones, y tampoco el encargado de la banda sonora del film que nos ocupa era precisamente el gran Morricone… Sin embargo “Quelli che contano” (“Aquellos que cuentan”) es una película muy interesante, que si bien no llega al nivel de la genial “Milano Calibro 9” es no obstante sumamente disfrutable.
Por cierto, el personaje de Barbara Bouchet, la etílica ninfómana esposa de uno de los jefes mafiosos, recuerda a la Ginger (esposa de “Ace Rothstein”/Robert DeNiro) que 21 años más tarde interpretaría Sharon Stone en “Casino” (1995) de Martin Scorsese.