
Por un puñado de dólares (V.O. Per un pugno di dollari, a.k.a. “For a fistful of dollars”)
Italia, 1964
Director: Sergio Leone
Guión: Sergio Leone, Jaime Comas, Víctor Andrés Catena, Fernando Di Leo, Duccio Tessari, Tonino Valerii
Intérpretes: Clint Eastwood (Joe), Marianne Koch (Marisol), Gian Maria Volontè (Ramón Rojo), Wolfgang Lukschy (John Baxter)
Música: Ennio Morricone
Argumento
Un jinete llega a un poblado fronterizo mexicano llamado San Miguel. Mientras bebe agua en un pozo, presencia como un individuo patea a un niño que intentaba encontrarse con su madre. La mujer, que ve llegar al forastero, se encuentra retenida.
El forastero va a la cantina del pueblo. El posadero le informa de que la localidad se ha convertido en un lugar muy violento y peligroso, pues dos grupos rivales de bandidos intentan controlar los negocios de contrabando. San Miguel, muy cerca de la frontera con EEUU, es un punto estratégico por el que pasan cargamentos de armas y alcohol que los bandidos venden a los indios. Los Rojo por un lado y los Baxter por el otro se enfrentan por la hegemonía, con el resultado de que las tasas de mortalidad por herida de bala son allí muy altas. El viejo enterrador, que además construye ataúdes, tiene numerosos “clientes”…
El recién llegado está a la búsqueda de trabajo. Al entrar en el pueblo, unos matones de los Baxter dispararon cerca de las patas de su caballo mientras él cabalgaba, para tratar de amedrentarlo ahuyentándolo. Cuando el forastero se entera de que la banda más poderosa es la de los hermanos Rojo, se dirige a ellos en busca de un empleo. Para demostrar su valía, se enfrenta a los bravucones de los Baxter que antes le habían hostigado. Insiste para que le pidan perdón, pero cuando ellos se ríen en su cara y se disponen a sacar sus pistolas, el forastero los elimina raudamente a los cuatro.
“El Americano” (cuyo nombre es Joe, aunque sólo es llamado así en una ocasión) es contratado por los Rojo, Benito y Esteban. El más temible de los tres hermanos, el sanguinario Ramón, no se encuentra allí en ese momento. Pronto pasará un convoy de militares mexicanos por el pueblo, y los Rojo encargan a Joe que esté atento. El forastero escucha una conversación entre los dos hermanos: Esteban protesta porque Miguel le ha dado demasiado dinero, y opina que no es necesario mantenerle. De ese modo, “el Americano” prefiere irse a vivir a la cantina regentada por Silvanito.
El forastero ha vuelto a ver en casa de los Rojo a la mujer que estaba retenida a la entrada del pueblo. Cuando le pregunta al cantinero de quién se trata, éste le responde que es “Marisol, de quien Ramón está completamente enamorado. Lo mejor es olvidarse de ella”. Joe, acompañado por Silvanito, decide salir a las orillas del Río Bravo para vigilar el convoy militar. Allí observan ocultos tras unas dunas la transferencial que va a tener lugar entre los soldados mexicanos y un pelotón de militares estadounidenses. Los mexicanos portan un cargamento de oro para comprar un arsenal de armas. Sin embargo los norteamericanos acribillan a los mexicanos a traición, asesinándolos a todos una vez se han hecho con el oro. En realidad los supuestos gringos no eran tales, sino Ramón Rojo y varios integrantes de su banda (como confirma Silvanito), que se habían ataviado con uniformes yankis (para lo cual antes también habían matado a los soldados de EEUU). Tras la masacre colocan todos los cadáveres de forma que parece que se han dado muerte entre ellos y se marchan con el oro.
Uno de los mexicanos se incorpora, monta en su caballo y casi logra escapar, pero Ramón le dispara cuando ya se ha alejado bastante, derribándole. Al forastero le impresiona la buena puntería del bandido.
Más adelante, Ramón regresa al pueblo junto a sus hermanos y éstos le presentan al nuevo miembro de la banda, “el Americano”. Ramón propone realizar una tregua con los Baxter para que haya paz por el momento en el poblado. Todos deberán conducirse con discreción para evitar atraer la atención de las autoridades tras el espectacular golpe. Es de preveer que tanto el gobierno mexicano como el de los EEUU abrirán sendas investigaciones tras la masacre fronteriza.
Desde el primer momento, Ramón sospecha del forastero que sus hermanos han contratado: “Es demasiado inteligente”, opina. Y efectivamente, el Americano pone en marcha su plan para enfrentar entre sí a las dos bandas rivales y sacar provecho de la discordia: Con la ayuda de Silvanito lleva dos cadáveres de los soldados caídos en Río Bravo al cementerio y los coloca allí junto a una tumba con fusiles en las manos como si estuvieran vivos y al acecho. Tras ello, vuelve al pueblo y avisa a Ramón de que dos de los militares lograron escapar y están ahora parapetados en el cementerio… Al mismo tiempo, el forastero entra en casa de los Baxter y les dice que los Rojo han cometido la carnicería de la frontera para hacerse con el oro. De ese modo pretende atraerlos también a ellos hasta el cementerio, que está a las afueras de San Miguel. Mientras los pistoleros de ambas bandas se encuentran allí, distraídos y disparándose entre ellos, Joe tiene vía libre para introducirse en la bodega donde esconden el oro robado. Tras dejar fuera de combate al guardián, el forastero busca el botín por los toneles. Cuando lo encuentra, le sorprenden unos pasos. Creyendo que se trata del vigilante que ha vuelto en sí, el Americano le pega un puñetazo a la figura que se aproxima. Pero resulta ser Marisol, la amante de Ramón. El forastero la lleva fuera; ya es demasiado tarde para el oro pues los jinetes de los Rojo están retornando. Joe lleva a Marisol a casa de los Baxter, para que éstos se encarguen de ella hasta que se recupere.
Así, los Rojo piensan que Marisol ha sido raptada por los Baxter, y toman también ellos a uno de la familia rival como rehén. El intercambio se produce a la mañana siguiente, y una emotiva escena tiene lugar cuando el pequeño niño de Marisol trata de abrazarla. Marisol es una mujer casada y con un hijo, pero desde que Ramón se encaprichó de ella debe vivir separada de su familia.
Esa noche los bandidos de los hermanos Rojo celebran un banquete. El forastero finge estar tan borracho que dos hombres deben transportarlo hasta su habitación. Pero una vez éstos se han ido, Joe se incorpora con facilidad y sale por la ventana, pues quiere solucionar un asunto esa misma noche: se dirige a la casa donde Marisol es retenida, liquida a los vigilantes que la mantienen allí y la libera. La mujer finalmente puede reeencontrarse con su marido y con su hijo. El forastero les da algún dinero y les exhorta a marcharse de allí cuanto antes y a cruzar la frontera, antes de que lleguen los Rojo.
Obviamente, el Americano quiere dar la impresión que los que rescataron a Marisol fueron los Baxter. Por ello deja señales de lucha en la casa, volcando mesas y estanterías como si hubiera tenido lugar una pelea entre muchos hombres.
El forastero regresa a su alojamiento… Pero tumbado en su cama le espera Ramón, quien ha descubierto su treta. El Americano, cuyo peligroso doble juego ha sido frustrado, es golpeado sádicamente por los Rojo, que intentan hacerle hablar para que les revele el paradero de Marisol. Ramón y los suyos le torturan durante horas y lo dejan medio muerto, encerrado en una bodega.
Pero cuando definitivamente parece que al forastero le salió “el tiro por la culata”, aún consigue ingeniárselas para escapar, y comienza a preparar su venganza: El encuentro final con el desalmado Ramón, que al igual que él es un experto con las armas de fuego…
Comentario
Este excelente western italo-almeriense fue la primera obra maestra realizada por el genial (aunque poco prolífico) Sergio Leone. Hasta el momento, el director romano sólo había sacado a los cines algún que otro peplum menor (“Los últimos días de Pompeya” en 1959 o “El coloso de Rodas” de 1961). Con “Por un puñado de dólares” saltó además a la fama el hasta entonces desconocido Clint Eastwood.
Tan grande sería el éxito de esta película que en los años sucesivos Leone rodaría dos films más del género (igualmente con Eastwood como protagonista): “La muerte tenía un precio” (1965) y “El bueno, el feo y el malo” (1966). Clint Eastwood crea con su imponente presencia un personaje para toda la trilogía: El enigmático “Man with no name” (“El hombre sin nombre”); forastero parco de palabras, de expresión hierática, solitario, astuto, de portentosa puntería, siempre con poncho, sombrero y un purito en la comisura de los labios.
El malvado Ramón Rojo (brillantemente interpretado por Gian Maria Volontè), es un villano sin piedad, pero su carisma logra traspasar la pantalla.
Akira Kurosawa llegaría a demandar a Leone por considerar que “Por un puñado de dólares” no era más que un plagio de su chanbara “Yojimbo” (“El Guardaespaldas”) de 1961, cuya trama es prácticamente idéntica: Un ronin que al llegar a un poblado donde dos bandas rivales compiten entre ellas trata de sacar el máximo partido ofreciendo sus servicios una vez a los unos y otra vez a los otros, enfrentándolos cada vez más entre sí. Lo cierto es que esa idea tampoco era original de Kurosawa, pues el director japonés se había inspirado a su vez en un clásico del cine negro: “The Glass Key” (Stuart Heisler, 1942).
A mi juicio, “Por un puñado de dólares” supera a su precursora nipona. Es más impactante, más brutal, más tensa y por si ello fuera poco está la sublime música de Ennio Morricone (elemento fundamental de toda la Trilogía del Dólar leoniana). En este film, la banda sonora (generalmente sin textos) contiene además de los característicos silbidos, chasquidos de látigos y una voz efímera que parece repetir algo así como “we can fight!”.
También los títulos de crédito, con las siluetas, son dignos de mención.
Sergio Leone firmó la película con el pseudónimo “Bob Robertson”, en homenaje a su padre (Robertson: hijo de Roberto). En aquella época, los directores y actores italianos acostumbraban a adoptar nombres anglos porque creían que si la película parecía extranjera los espectadores acudirían con más interés a las salas de cine.
Sergio Corbucci, también un aclamado director de westerns, afirmó ser el primero que aconsejó a Leone el visionado de “Yojimbo”, la película que le sirvió de inspiración. Fernando Di Leo, otro gran director italiano, participó junto a Leone y Corbucci en la elaboración del guión de “Per un pugno di dollari”.
Martin Scorsese, quien reivindica y ensalza la Trilogía del Dólar, considera a Leone un renovador del (ya entonces) caduco género western; Leone fue un cineasta que revitalizó el género con nuevos y potentes arquetipos.
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